jueves, 6 de agosto de 2009

DÍA CUATRO

One more time.
Me encanta llegar pronto a la oficina en horario de verano porque espero impaciente en mi mesa el momento en que llega la cho1 rebufando con tres bolsos colgando del brazo. No se ha sentado aún que ya le pregunta a la cho2 si tiene algún desplazamiento previsto para hoy. Venía ya tramando plan desde que salió de su puto pueblo a primera hora, agarrando el volante de su coche con más y más rabia hasta dejarlo en el parking concertado. Seguidamente –y todavía no ha acabado de revolver en sus bolsas - le endosa unas tareas apestosas y le organiza la mañana, con desayuno incluido. La cho2 contesta “ja veurem” y empieza el día.

Siguen preparando su huída y siento que la cho1 se deleita pensando que le voy a solucionar los marrones cuando esté de vacaciones. Me ha dado un cursillo intensivo de cómo cuidar el cactus de su mesa cuando ella no esté. También me ha explicado que antes tenía una orquídea en la mesa, que se la había regalado su antigua jefa, pero que con esta jefa de ahora tiene un cactus que se ha traído ella. Además dice aquello de que el cactus le sirve para neutralizar las malas ondas del ordenador. He aprovechado la ocasión para anunciarle que no valía la pena cuidar el cactus porque en los despachos inhumanos en los que nos reubican en septiembre el cactus se morirá seguro. Tema delicado. Pero nada, que ella es de plantas y de pueblo y que en su pueblo, cuando trabajaba en su pueblo - y me niego a acordarme del nombre de su puto pueblo - tenían azaleas porque el agua de ahí es muy buena y tiene mucho hierro y las azaleas estaban preciosas y también tenía violetas. Luego ha pensado en voz alta que mejor le llevará el cactus a su padre para que se lo “rebufi” y lo ha repetido un par o tres de veces lo de “rebufi”. Qué asco. Me dieron ganas de salir corriendo.

Del otro lado de la volta catalana, queda una sola persona en los despachos. El aire acondicionado a toda ostia. ¿Cómo se sentirá un husky en agosto? He saludado y se me ha escapado que me parecía un gasto ridículo enfriar toda esa nevera para una sola persona y luego me he callado, porque sí. Me he hecho un ness y he vuelto a mi zona con las chos.
En mi ausencia parece que han descubierto un error en sus archivos de no sé qué y se han excitado mucho con la idea de ponerse a “desfacer entuertos” como dice siempre la cho1. Cada vez que lo dice tengo más ganas de pegarle en serio. En plan Sancho & Co. - versión Banyoles claro está, se han puesto a imprimir e-mails y manos a la obra han bajado al almacén. Han empalmado la excursión con el almuerzo, así que cuando han vuelto a la oficina una hora y media y tres llamadas del transportista más tarde, el gran entuerto de la mañana ya era una fantasmada más.

Me pregunto cuantos días durarán las agujetas y que relación tendrán con las ganas de bailar. Mientras tanto escucho el mítico Discovery de Daft Punk a todo volumen. El disco ha envejecido bastante, un pelín ortera, pero me recuerda al verano. La cho1 está preocupada por todo y me ha preguntado si me encuentro bien. Debe de oír el bum-bum de mis cascos y me alegro que le moleste.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me cago en LA PANA DEL COHE

estonoes dijo...

Me gustan mucho los comentarios de anónimos en este blog, le da mucho misterio. Anyhow, tienes razón y las panas de coche están infravaloradas, tanto como la estupenda colección que se lleva por aquí en verano. Seguiré tu consejo, intentaré prestarles especial atención en próximos posts.
xx

porlatangentequesilosabenoviene dijo...

Desfacer entuertos. Hay que joderse con las campañas del Instituto Cervantes! De aqui nada las CHos te sueltan un "vetusta"... ya verás, ya.