martes, 25 de agosto de 2009

DÍAS SIGUIENTES

La semana pasada hubo parón. El hecho es que volvió el rastreador de perímetros folclóricos de sus vacaciones a tope. Llegó con carrerilla y soltó una gorda, más que un hito, todo un llanto a una ciudad, fue tan grande el momento que tuve que parar todo porque no tenía ni por donde empezar. Pero ya está superado, voy a transcribir el grito aquí tal cual sin digestión previa y con toda la rabia del mundo.
¡QUÉ SE QUEME EL UP & DOWN SI MIENTO!
Ya no recuerdo a santo de qué soltó tal barbaridad, si por el cumpleaños de Madonna (que cumplió 51 – qué fuerte) o algo así, el caso es que durante horas y siglos Up and Down se escribió, pronunció y utilizó de muchas maneras. Apandaun, ap i dów, Up & Dau, y hoy es un futuro gimnasio de cadena para los nietos de la supuesta gauche divine del Boccaccio.
En el despacho la historieta del mítico local nos costó una conversación con la cho numberone. La verdad es que se lanzó de lleno aprovechando que podía aportar experiencia. Y presumiendo de haber entrado alguna vez en el Àpa i Dau hizo repasón de los locales de su quinta que ya no son. La Oca de Francesc Maciá, el Piscolabis de Rambla Catalunya. Me la imagino bajando a Barcelona con sus amigotas desde su puto pueblo el sábado por la tarde para tomarse una copa de fruta exprimida en el Pisco y luego cenar en La Oca para ir acercándose al Àpa i Dau! donde nunca la dejaron entrar ni pagando con duros de su puto pueblo de esos que lleva doblados en el sostén. ¿Alguien se acuerda del Pokins’? ¿Era una hamburguesería rosa, verdad, con banquetas? De eso la chonumberone nada, que ahora mismo debe de estar en las fiestas de su puto pueblo, convenciendo a alguna amigota solterona para bajar a tomar un café al Sándor el sábado que viene, aunque sea para imaginar que se tira a algún Rodríguez de los de antes.
La verdad es que yo tampoco atravesé jamás la puerta del ups qué down. Una vez estuve a punto de entrar con unos amigos pero tuvimos que abandonar el proyecto porque los porteros empezaron a hacernos demasiados complementos sobre la presencia del negrata que nos acompañaba. Lo del nigga es una historia que se tendría que contar, otro día. Seguro que al final acabamos todos en el Pokins’ como cochinos.

En fin, que con lo de las vacaciones de las chos he recaído en el estupor. Por unos días he vivido bajo la amenaza de la interrupción del blog como terapia. Llegué incluso a pensar en chaparlo pero las chos se han encargado de rendirse homenajes en su ausencia. La cho2 me ha dejado un cúmulo indecente de brownies que no le dio la puta gana solucionar antes. Me han llamado desesperados transportistas y clientes que parece ser llevaban semanas reclamando y esperando documentación y respuestas varias. Gracias cho2! La cho number-one, que por algo es la número uno, en el último momento me ha puesto en copia de un regimiento de mails auto exculpándose de ser una cho. Detalladamente me explica en uno de esos mails que me ha dejado lo que ella describe como y escribe tal cual: un “catúful” pero que por suerte sólo hay uno (esto también me lo pone, para rematar), tres “temas” pendientes y una “carpeta marrón”. Esto último es nuevo. Creo que se refiere a una carpeta negra porque marrón no he visto nunca ninguna pero es delicado lo de las carpetas negras y el lapsus le sirve de algo. Vivo en el terror, como dice el otro.

Los días siguen siendo largos, las agujetas perennes y el aire está a toda ostia. Vivo bajo la amenaza del retorno de la jefa la semana que viene pero aprovecho la tranquilidad de los últimos días de agosto para recopilar los Best of del año. En el top ten está el día en el que mi jefa me enseñó a utilizar la Dymo.
Mañana más.